Con el entendimiento básico logrado en junio de 2019 por los equipos de negociación comercial del MERCOSUR y la Unión Europea (UE), concluyó una larga y compleja etapa que se extendió por casi dos décadas y media. Pero el proceso no ha finalizado. Una vez que estén disponibles los documentos legales acordados, se iniciará la fase de las respectivas ratificaciones parlamentarias. 

El solo anuncio de la noticia y los detalles posteriores han movilizado un amplio arco de opiniones. Desde distintos ángulos y con apreciaciones a veces encontradas se detecta, sin embargo, un punto de convergencia: es necesario un exigente trabajo previo a la aplicación del acuerdo. Surge así una agenda de políticas y tareas domésticas, propia de cada país. 

En el caso de Argentina, se suma una arista adicional. La economía atraviesa actualmente por un proceso de alta inflación, recesión, pérdida de acceso al crédito público y necesidad de reprogramación de la deuda pública, tanto con acreedores privados como con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Todas estas son cuestiones urgentes de la coyuntura que deberán ser encaradas por una nueva administración desde el próximo diciembre. No obstante la atención prioritaria a estas materias esenciales de la dinámica de corto plazo, las políticas públicas deberán focalizarse también en la agenda de desarrollo. La estrategia de inserción internacional es un capítulo importante de la misma. Y dentro de ella, el acuerdo MERCOSUR-UE ocupa un lugar destacado.

Descargar informe completo: Acuerdo con la UE: Mercosur necesita revitalizar su agenda interna

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