El historial de inflación e inestabilidad económica de Argentina convirtió al tipo de cambio en una variable esencial para toda la economía. Si decimos que la economía argentina está dolarizada es porque una gran cantidad de operaciones económicas se hacen en dólares, incluso en el mercado interno y entre residentes; o porque el dólar es uno de los activos financieros preferidos por los ahorristas argentinos; o porque la evolución del precio del dólar es un elemento esencial para la determinación de todos los precios de la economía y por lo tanto de la tasa de inflación.

El tipo de cambio nominal es el precio al cual se puede cambiar una moneda por otra, es decir, la cantidad de pesos que debemos entregar a cambio de una unidad de moneda extranjera. Decimos que el tipo de cambio se devalúa cuando aumenta (más pesos por dólar) y que se aprecia o revalúa cuando disminuye (menos pesos por dólar).

El valor del tipo de cambio nominal puede ser el resultado de una decisión de las autoridades económicas como el Ministerio de Economía o el Banco Central (régimen de tipo de cambio fijo) o de la interacción de la oferta y la demanda de moneda extranjera en el mercado de cambios (régimen de tipo de cambio flexible).

Hay un vínculo estrecho entre la política monetaria y la política cambiaria. En un régimen de tipo de cambio fijo el Banco Central no controla la cantidad de dinero en circulación, que dependerá de lo que requiera el mercado de cambios para seguir funcionando normalmente a la cotización fijada.

En cambio, en un régimen de tipo de cambio flexible, como el Banco Central no interviene en el mercado de cambios tiene cierta independencia para fijar la cantidad de dinero que circula en la economía. Cuando la política monetaria se determina bajo un esquema de metas de inflación, la economía debe operar con un régimen de tipo de cambio flexible que le de al Banco Central la autonomía necesaria para manejar la política monetaria.

Puede ser que el Banco Central de a conocer las bandas de fluctuación del tipo de cambio o que se reserve esa información para sí e intervenga cada vez que lo considere conveniente para evitar oscilaciones muy bruscas de la cotización. Este es el régimen vigente en nuestra economía desde diciembre de 2015.

En la práctica no existe ningún caso en el que el tipo de cambio se fije de manera puramente flexible, sino que es usual que la autoridad económica fije una banda con un techo y un piso entre los cuales la cotización fluctúa sin intervención. Cuando el tipo de cambio se acerca a esas bandas de fluctuación, la autoridad económica compra o vende divisas para mantener la cotización en el nivel deseado. Y lo mismo sucede con el tipo de cambio fijo.

El cepo cambiario

Cuando la autoridad económica fija el tipo de cambio asume el compromiso de comprar moneda extranjera a los exportadores y a todos los que ingresen divisas al país; y vender a los importadores y a todos los que demanden para realizar pagos o compras en el exterior.

En la medida en que la oferta de moneda extranjera supere a la demanda, la autoridad económica puede comprar, sin límite, todo el excedente de modo de evitar una apreciación nominal y, como resultado de esa compra, aumentan las reservas internacionales, tal como ocurrió entre 2003 y 2008, período en el que el régimen cambiario funcionó como una convertibilidad a $3 por dólar.

Por el contrario, cuando la demanda supera a la oferta y es necesario cerrar la brecha a través de la venta de moneda extranjera, ésta se encuentra con el límite físico determinado por las reservas internacionales disponibles.

Cuando las reservas internacionales bajan tanto que se acercan al mínimo aceptable, la autoridad económica puede decidir una devaluación o limitar la demanda a través de la imposición de restricción cuantitativas a la venta de moneda extranjera, a fin de contener el drenaje de reservas, tal como ocurrió en noviembre de 2011 con el llamado “cepo cambiario”.

Descargar informe completo: Los argentinos y el tipo de cambio: peculiaridades de una relación intensa